En este momento, el ataque a la embajada de Israel en Egipto continúa fermentando y ha hecho que las relaciones entre ambos países llamen la atención de todo el mundo. La prensa en Medio Oriente piensa que las relaciones entre Egipto e Israel han caído en un pozo profundo y seguramente tendrán un impacto negativo en la región.
La historia de Egipto e Israel es la de dos viejos enemigos. Egipto fue uno de los protagonistas de cuatro guerras contra Israel, contra quien combatió sin descanso. A esto se le suma que durante la guerra fría, la Ex Unión Soviética apoyó a Egipto y EE.UU. a Israel. De este modo, la enemistad entre ambos países llegó a un punto irreconciliable. Así fue hasta finales de los setenta, cuando gracias a la mediación de EE.UU., el ex presidente egipcio Anwar el-Sadat y el ex primer ministro israelí Menachem Begin firmaron con extraordinaria valentía los Acuerdos de Camp David, iniciando una nueva ventana de paz en la región. Egipto se convirtió en el primer país árabe en establecer relaciones diplomáticas con Israel.
Sin embargo, luego del acuerdo de paz, las relaciones entre ambos países no han sido de las más satisfactorias en los últimos 20 años de ambigua “paz fría”, en la que las relaciones mayormente se han limitado al aspecto gubernamental. De hecho, las visitas entre los jefes de gobierno han sido mínimas. En cuanto al pueblo, la mayoría de los egipcios siguen viendo a los israelíes como sus enemigos.
A pesar de ello, bajo la presión de EE.UU., y también para conseguir ayuda extranjera, mejorar la economía, las condiciones de vida y la influencia extranjera, el ex presidente Hosni Mubarak, como aliado de EE.UU. en Medio Oriente, adhirió a una política moderada hacia Israel y se convirtió en una barrera de seguridad para Israel.
A comienzos de este año, la situación en Egipto cambió de repente, lo que también supuso una nueva actitud en sus relaciones exteriores. Por ejemplo, apenas tomó las riendas del poder, el nuevo gobierno anunció la apertura de la frontera de Rafah entre Egipto y Gaza, a pedido de la opinión pública egipcia. Esta decisión también estuvo a favor de mejorar la relación con Irán y aislar a Israel. El actual gobierno egipcio actuó de tal manera por las siguientes razones: uno, para mostrar una clara diferencia con el antiguo régimen. En segundo lugar, deseaba cumplir un papel de mediador y reconciliar a los distintos grupos palestinos, para de este modo poner en relieve su condición de potencia regional. En tercer lugar, quería demostrar su diplomacia independiente de EE.UU. e Israel.
La prensa de Oriente Medio piensa que el ataque a la embajada de Israel muestra el creciente sentimiento nacionalista en Egipto después de la caída de Mubarak. Bajo un contexto de resentimiento público, la situación de estabilidad en las relaciones israelo-egipcias en los últimos 30 años recibió un duro golpe. La primera consecuencia ha sido el deterioro del entorno geopolítico de Israel que ya se encontraba en una mala posición. A esto se le suma la “revuelta” del primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan y su visita a Egipto. Este doble golpe ha hecho que los medios de comunicación israelíes muestren su preocupación frente el “tsunami político” que azota a Israel y temen que se produzca una situación de guerra generalizada.
La probabilidad que se produzca una guerra generalizada en Medio Oriente es muy poca. El ataque a la embajada israelí en el Cairo ha sido la peor crisis diplomática entre ambos países desde que se firmara el acuerdo de paz y no sólo se limita a estos dos países, sino más bien existe la posibilidad de que se extienda por todo el Medio Oriente y arrastre a EE.UU. Sin embargo, Washington no permitirá que se llegue a tal punto. De hecho, gracias a su presión sobre Egipto, los judíos atrapados en la embajada fueron rescatados con éxito.
Si se tiene en cuenta que el 56% de los egipcios piden la anulación de los Acuerdos de Camp David, se podría decir que el gobierno egipcio no se acercará mucho a Israel. En este sentido, Egipto probablemente se muestre más introvertido en cuanto a sus relaciones diplomáticas. Aunque esto vaya en línea con los pedidos del pueblo, quizás afecte a su imagen de potencia regional. Así, el conflicto entre palestinos e israelíes perderá a uno de sus “promotores” más poderosos.(Pueblo en Línea)
(El autor es el titular de la división de Medio Oriente del Diario del Pueblo)
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