Mucha más gente y mercaderías circulan desde la caída del ex presidente egipcio Hosni Mubarak por los túneles que unen Egipto con Gaza, entreabriendo las puertas del mundo a este territorio palestino sometido a un bloqueo israelí desde 2006.
Mientras que el ex mandatario egipcio enfrenta a sus jueces acostado en una camilla, los contrabandistas de la franja de Gaza aprovechan la nueva libertad de que disponen, con la cooperación tácita de El Cairo.
"Las cosas cambiaron mucho con lo que está pasando en Egipto. La situación allá es caótica", comenta Mohamad, de 27 años de edad, quien se niega a revelar su verdadero nombre.
"Ahora pasan 150 toneladas por día, en lugar de 20 o 30 como antes", agrega el joven de pelo corto y bigote, quien administra un túnel por el que sus obreros hacen transitar bolsas de cemento, uno de los materiales que Israel bloquea por considerar que podría servir para fines militares.
Como consecuencia de esta súbita abundancia, "la bolsa de cemento vale 25 shekels (unos cinco euros) y una tonelada corresponde a 20 bolsas". "Antes valía hasta 200 shekels" cada bolsa, afirma.
"El Hamas no ha fijado aranceles por el momento", explica. "Sólo verifica que no hagamos entrar nada ilegal, como droga", añade.
El movimiento islamista palestino puso barreras recientemente para filtrar la entrada en la zona fronteriza.
También parece estar haciendo un inventario de túneles para cerrar los que estén sin terminar o clausurados, con el fin de hacer que se aplique la prohibición de productos como las drogas o el alcohol y aplicarle aranceles a los demás.
"El Hamas viene a inspeccionar todas las semanas y cobra unos 20 shekels (cuatro euros) por tonelada", dice un muchacho de 18 años, quien también se presenta como Mohamad. "Dejó de haber controles hace ya varias semanas", cuenta.
Por un pozo que baja hasta 25 metros de profundidad para luego desembocar en un túnel de 750 metros de largo, circulan toneladas de hierro que ahora están disponibles del otro lado de la frontera, contrariamente a lo que ocurría anteriormente.
"Antes los egipcios controlaban más" su lado de la frontera, confirma el joven, quien trabaja en un equipo de 12 personas, rotando cada 12 horas, por unos 250 shekels diarios.
"Ahora es mucho más fácil trabajar", puntualiza Abu Mohamad Qeshta, de 42 años, quien coordina telefónicamente la salida de cargamentos de pedregullo de un túnel, por medio de un sistema de poleas.
"Antes pasábamos entre 30 o 40 toneladas por día. Ahora pasamos 120", agrega.
La reapertura del paso fronterizo de Rafah, decretada en mayo por Egipto, no cambió la situación en lo relativo a las mercaderías, ya que se carece de instalaciones adecuadas para poderlas trasladar por dicho cruce.
Los viajeros que pasan por Rafah, única entrada a Gaza que no controla Israel, tienen que inscribirse para que los autoricen a ir a Egipto dos o tres meses más tarde.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), un promedio de unas 700 personas salen de Gaza por Rafah a diario y unas 600 entran. Unas 30.000 personas se inscribieron para cruzar en los próximos meses.
"Es difícil transitar en los dos sentidos", dice Rami Abu Shiaa, quien vino a esperar a sus padres. "Se demora por lo menos tres horas para entrar y siete horas para salir", agrega.
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