jueves, 26 de mayo de 2011

Cualquier avance entre los palestinos supone un freno al plan interno de Israel


Entrevista a Sergio Yahni, Codirector de ALTERNATIVE INFORMATION CENTER (JERUSALÉN): Con un tercio del parlamento palestino en arresto, la ausencia de legitimidad en el Gobierno de Cisjordania, la división interna de Fatah y la política obstructiva de Israel, el desarrollo del acuerdo de reconciliación se presenta muy incierto a poco tiempo de que la Asamblea General de la ONU decida sobre el reconocimiento del Estado palestino.




Con un tercio del parlamento palestino en arresto, la ausencia de legitimidad en el Gobierno de Cisjordania, la división interna de Fatah y la política obstructiva de Israel, el desarrollo del acuerdo de reconciliación se presenta muy incierto a poco tiempo de que la Asamblea General de la ONU decida sobre el reconocimiento del Estado palestino.
¿No le parece muy negativa la respuesta de Israel al acuerdo de unidad palestino?
Como se sabe, la respuesta de Netanyahu ha sido que deben "elegir entre la paz o la unidad nacional". Esta forma de actuar se explica porque cualquier tipo de éxito palestino, ya sea en el terreno interno o internacional, es considerado un paso atrás frente a la posibilidad de imponer el acuerdo social interno alcanzado por Israel en 1996.
¿Se refiere al acuerdo Bailin-Eitan?
Así es, ese acuerdo, poco conocido en el extranjero, es el que desde 1995 ha impedido un solo resultado positivo por parte de Israel en sus relaciones con los palestinos. Tras el asesinato de Isaac Rabin, Israel se encontró frente al dilema de si seguir con el proceso de Oslo -llevando a la sociedad israelí a un choque interno- o llegar a un acuerdo intraisraelí e imponérselo a los palestinos. Desde las elecciones de 1996, Israel está vendiendo la posibilidad de crear un Estado palestino reconociendo las grandes colonias israelíes en Cisjordania. Esto es lo que todos los gobiernos han intentado hacer, unos negociando, otros bombardeando y otros levantando el muro.
¿Cómo reaccionará entonces al posible reconocimiento del Estado palestino en la Asamblea de la ONU?
El Gobierno de Netanyahu quiere prevenir a toda costa ese logro, porque contradice el consenso nacional israelí. Esta va a ser la respuesta de todo el bloque político de Israel. Sin embargo, la posición obstructiva de Israel ha despertado a ciertos sectores de la sociedad y ha creado algunas reacciones entre la izquierda, como es el reciente acto de apoyo a la independencia palestina, que reunió en Tel Aviv a unas 10.000 personas. Dentro de estos sectores liberales se defiende el acuerdo Fatah-Hamás, pero son círculos minoritarios cada vez más aislados frente al discurso radicalizado del Estado, y con un mayor ataque por parte de ONG's afiliadas al Gobierno, como Im Tirtzu, que defiende el neosionismo, mucho más virulento que el sionismo clásico.
Sin duda, el acuerdo Fatah-Hamás está lleno de dificultades…
Las fuerzas políticas palestinas están muy desgastadas. La lucha interna ha acentuado la desconfianza del pueblo. El primer paso del nuevo gobierno tendrá que ser crearse una legitimidad que ahora no tiene, en principio porque Israel tiene arrestado a un tercio del Parlamento y no cuenta con quórum suficiente para aprobarlo, por lo que es responsable directo de esta deslegitimación. El Gobierno de Fayad en Cisjordania requiere del acuerdo del Parlamento para formar el Ejecutivo, algo que no se ha logrado desde 2006.
¿Cuál es la fuerza de los movimientos populares en Palestina?
Los comités populares de base contra el Muro, comités en Jerusalén contra los desalojos y demoliciones, checkpoints, etc. son la nueva esperanza. Vemos que el movimiento 15 de marzo de jóvenes por la democratización -surgido de la ola de revueltas árabes- y los comités populares se empiezan a coordinar, a trabajar juntos ante la perspectiva del reconocimiento del Estado palestino. Fatah y Hamás han reconocido su desgaste social y escuchado las demandas de los jóvenes por acabar con la división. Han visto necesario restablecer algún tipo de unidad nacional frente a septiembre y de recuperar la credibilidad ante su pueblo. En contrapartida, han surgido las organizaciones salafistas.
¿En qué contexto surgen estos grupos salafistas (integrismo islámico)?
Son muy sui generis. El salafismo en Palestina es más una reacción de desesperanza. Hay que entender cómo afecta a la sociedad que, por ejemplo, Israel haya matado a 1.350 niños en los últimos 10 años. Están los ataques en Gaza, la pobreza, la destrucción, la falta de esperanzas en el futuro… todo crea carne de cañón para el salafismo.
Uno de los puntos clave es la reforma de la OLP. ¿Qué pronóstico hace?
Este órgano fue establecido como la entidad política de todo el pueblo palestino dentro de la Liga Árabe en 1959, incluyendo a la diáspora y los millones de refugiados. Con la aparición de la Autoridad Palestina (ANP) se fue dejando de lado su representatividad. Su reforma supone volver a dinamizar la presencia integral del pueblo palestino, porque la ANP solo representa a la gente de Gaza y Cisjordania. Es difícil saber de qué manera se va dinamizar esto, pero es imprescindible que el bloque islámico esté integrado en ella, sobre todo Hamás.
Israel ya ha tomado medidas para boicotear este acuerdo.
Israel ha congelado la transferencia de 80 millones de dólares en impuestos y aranceles portuarios como hizo en 2006 tras la victoria electoral de Hamás. Con ello pretende llevar de vuelta al gobierno de unidad nacional a un colapso económico. Impago de funcionarios, descontento social, división, etc., además de intentar convencer a la Unión Europea y a Estados Unidos de que dejen de financiar a la ANP para que colapse de nuevo.
Sin embargo, hay nuevos jugadores en el tablero.
En la arena política internacional están ahora Turquía, Egipto e Irán. El Gobierno turco se distanció por culpa de Israel -tras el ataque israelí a Gaza y a la Flotilla- y ahora pretende jugar un rol más relevante en la geopolítica regional. Por otro lado, las relaciones entre Irán y Egipto se están normalizando y, junto a Turquía, se crea un nuevo triángulo de fuerzas que está ganando terreno regional frente a EE.UU. y la UE. Este eje de fuerzas podría dar un espacio de vida a la Autoridad Palestina, dejando a Europa en un papel mucho menos relevante aún.
¿Qué supondría el reconocimiento de Palestina por parte de la ONU?
Sería algo muy importante y determinante para los palestinos pero podría pasar que, ante la incapacidad del Gobierno palestino, sea el pueblo el que decida retomar su propia soberanía mediante una nueva intifada. De cualquier modo, el reconocimiento internacional se presentaría como un simple formalismo porque ninguna potencia relevante va a moverse para imponerla. Sin embargo, sí podría fortalecer un levantamiento popular no violento como el de la primera intifada.
¿Existe relación y coordinación entre la izquierda israelí y los palestinos?
Existen contactos desde abajo, entre algunos grupos de la izquierda más liberal que tienen una nueva coalición llamada Campo Democrático. Somos muy pocos, sin embargo, tenemos una importante capacidad de convocatoria gracias al radicalismo de Lieberman. Sus ideas generan miedo y la gente sale a la calle.

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